“Yo no nací para sentirme, ser ni vivir
como un esclavo. No soy esclavo de las emociones ni de los recuerdos, sean
gratos o ingratos. No soy esclavo de ideas o normas impuestas por la sociedad o
los grupos sociales. Tampoco he sido -y espero no ser nunca- esclavo de los
miedos a cosas cercanas o apocalípticas con que el mundo pretende controlarnos
constantemente. No. Yo nací para ser libre y como hombre libre pretendo vivir.
Cierto: mi espíritu es -hasta cierto punto- esclavo de las necesidades de mi
cuerpo, pero eso es temporal. Lo esencial, ese espíritu del que hablo, era
antes de mi condición física y será cuando rompa esta arcilla y trascienda
estos límites. Tal vez sea esclavo de mis percepciones sensoriales: hambre,
frío, calor, tacto, visión, audición... pero nada de esto tiene poder sobre las
alas de mi verdadero ser, de mi conciencia. Igualmente cierto: nacemos en un
relativo estado de indefensión y la sociedad, por medio de todas sus
instituciones, conspira constantemente para domesticarnos, para restringir
aquello hermosamente salvaje que traemos al nacer. Pero, no. Yo no nací para
sentirme, ser ni vivir como un esclavo. Como hijo de El Gran Espíritu, nací
para ser libre... aunque muera en el intento.”
Miguel A. Soto Córdova, MSW, LCSW (El Mikey
Perfecto Mentao)
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