sábado, 9 de julio de 2016


“Yo no nací para sentirme, ser ni vivir como un esclavo. No soy esclavo de las emociones ni de los recuerdos, sean gratos o ingratos. No soy esclavo de ideas o normas impuestas por la sociedad o los grupos sociales. Tampoco he sido -y espero no ser nunca- esclavo de los miedos a cosas cercanas o apocalípticas con que el mundo pretende controlarnos constantemente. No. Yo nací para ser libre y como hombre libre pretendo vivir. Cierto: mi espíritu es -hasta cierto punto- esclavo de las necesidades de mi cuerpo, pero eso es temporal. Lo esencial, ese espíritu del que hablo, era antes de mi condición física y será cuando rompa esta arcilla y trascienda estos límites. Tal vez sea esclavo de mis percepciones sensoriales: hambre, frío, calor, tacto, visión, audición... pero nada de esto tiene poder sobre las alas de mi verdadero ser, de mi conciencia. Igualmente cierto: nacemos en un relativo estado de indefensión y la sociedad, por medio de todas sus instituciones, conspira constantemente para domesticarnos, para restringir aquello hermosamente salvaje que traemos al nacer. Pero, no. Yo no nací para sentirme, ser ni vivir como un esclavo. Como hijo de El Gran Espíritu, nací para ser libre... aunque muera en el intento.”

 

Miguel A. Soto Córdova, MSW, LCSW (El Mikey Perfecto Mentao)

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