domingo, 24 de julio de 2016


La única manera de vivir es creciendo…

La única manera de crecer es cambiando…

La única manera de cambiar es aprendiendo…

La única manera de aprender es exponiéndote…

Y la única manera de exponerte, es lanzándote al vacío de lo desconocido.

Mi gente, siento una fusión de alegría y tristeza…Alegría porque luego de tanto prepararme…de tanto esfuerzo…de tanto estudiar, me han hecho unas ofertas irresistibles fuera de Puerto Rico. Se siente bien ser reconocido y apreciado, pero que tristeza me causa el destierro…que tristeza me ocasiona entender que los profesionales y los que tenemos la preparación para iniciar cambios sustantivos en los sistemas del país, tenemos que recurrir a marcharnos de nuestra patria por falta de oportunidades o más bien por la resistencia de los mediocres al poder que cierran los sistemas sociales por miedo al cambio. Sí, se han abierto puertas en otros lares, la lógica me dice que me lance al vacío, pero mi corazón se me rompe al pasar por las callecitas de mi pueblo…al despedirme de tantas personas amadas que más que amistades, para mí son familia…He tomado la decisión, miro la maleta y con cada pieza de ropa que coloco en ella, siento que un pedacito de mí se muere…Pero algo me impulsa a volar…algo me impulsa a desprenderme de viejo yo para asumir mi verdadero propósito en esta fase de mi vida. Ser profesor universitario en un país lejano no será tarea fácil, pero estoy seguro que Brazil será testigo del más revolucionario trovador de pueblo convertido en profesional de la conducta…cuando a la facultad de los comportamientos humanos  llegue este negrito directo desde Cataño, Puerto Rico…Lo primero que haré es colocar mi bandera, alzar la frente y  gritar: ¡QUE VIVA PUERTO RICO!…Me voy…pero un día volveré, a buscar mi querer…a soñar otra vez…En mi adorado Puerto Rico.   



Miguel A. Soto Córdova, MSW, LCSW (El Mikey Perfecto Mentao)

sábado, 9 de julio de 2016


“Yo no nací para sentirme, ser ni vivir como un esclavo. No soy esclavo de las emociones ni de los recuerdos, sean gratos o ingratos. No soy esclavo de ideas o normas impuestas por la sociedad o los grupos sociales. Tampoco he sido -y espero no ser nunca- esclavo de los miedos a cosas cercanas o apocalípticas con que el mundo pretende controlarnos constantemente. No. Yo nací para ser libre y como hombre libre pretendo vivir. Cierto: mi espíritu es -hasta cierto punto- esclavo de las necesidades de mi cuerpo, pero eso es temporal. Lo esencial, ese espíritu del que hablo, era antes de mi condición física y será cuando rompa esta arcilla y trascienda estos límites. Tal vez sea esclavo de mis percepciones sensoriales: hambre, frío, calor, tacto, visión, audición... pero nada de esto tiene poder sobre las alas de mi verdadero ser, de mi conciencia. Igualmente cierto: nacemos en un relativo estado de indefensión y la sociedad, por medio de todas sus instituciones, conspira constantemente para domesticarnos, para restringir aquello hermosamente salvaje que traemos al nacer. Pero, no. Yo no nací para sentirme, ser ni vivir como un esclavo. Como hijo de El Gran Espíritu, nací para ser libre... aunque muera en el intento.”

 

Miguel A. Soto Córdova, MSW, LCSW (El Mikey Perfecto Mentao)