domingo, 4 de enero de 2015

"Mi Adorada Sheila"


“Ciertamente, el amor de la prostituta se compra. Pero no la vergüenza de su cliente. Esa vergüenza busca un escondite para ese cuarto de hora, y encuentra el más genial: el dinero. Hay tantos matices del pago como matices del juego amoroso, lentos o rápidos, sigilosos o brutales. ¿Qué significa eso? La herida, roja de vergüenza, en el cuerpo de la sociedad, segrega dinero y cura. A veces tapamos nuestra parte del asunto culpando a la trabajadora sexual y pensando que  no tiene vergüenza. Pero el que paga, a veces tiene menos sentimientos y muy poca vergüenza.  La sinvergonzonería arroja la primera moneda a la mesa, la vergüenza añade cien más para taparla.”
 
 
 

(Adorada Sheila…un día como hoy recibí la noticia de que habías partido a una fiesta celestial…perfumada y preciosa…con aquella sonrisa hermosa que derretía el corazón más frio…Amada Sheila, me salvaste la vida…fuiste un faro de luz en uno de mis senderos más obscuros…Preciosa princesa de la noche…es imposible olvidar tu amor).

 

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